Preparamos la piscina para el verano 2020.

Antes de darte el primer chapuzón, no olvides comprobar:

Estado de las paredes y fondo del vaso. Si debes reparar las juntas, no esperes a la llegada del calor. No debes mantener la piscina vacía durante mucho tiempo, porque las presiones subterráneas pueden provocar grietas. También pueden producirse dilataciones y pérdidas de humedad debidas al sol. Si tienes pensado vaciar el vaso, no puedes esperar más.
Nivel de cloro y PH. Si tienes puesto un tratamiento de invierno, es posible que el nivel de cloro sea alto. Retira todas las pastillas o envases de tratamiento, y deja que el cloro se evapore durante unos días. Si tienes cloración salina, comprueba también la concentración de sal. Si no tienes los equipos adecuados, o quieres un diagnóstico más preciso, puedes llevar un recipiente con una muestra de agua a tu distribuidor de productos para piscina. La mayoría de distribuidores tienen medidores electrónicos con una precisión mucho mayor que los líquidos reactivos. Debes tener en cuenta que el cloro se evapora rápidamente, por lo que no debes guardar la muestra mucho tiempo. Lo mejor es que tomes la muestra justo antes de ir al distribuidor. No te fíes de los líquidos reactivos si son del año anterior. Se estropean, sobre todo con la luz del sol. Si tienes dudas, compra líquidos nuevos.
Ausencia de algas. Si los niveles de cloro y PH son correctos, no deberías tener problemas, pero si han aparecido algas, consulta con tu especialista, para que te recomiende el tratamiento más eficaz. Recuerda que las algas son difíciles de eliminar por completo, y pueden dañar las juntas y otros materiales porosos. Los floculantes deben manejarse con cuidado, porque un exceso puede dar muchos problemas, y no olvides hacer lavados de arena antes de que aumente la presión.
Comprueba el estado de la arena del filtro. Abre la tapa y mira si la arena está muy sucia. Remuévela con la mano y verifica que está suelta. Si no está muy mal, puedes dejarla tal cual, o retirar la capa superior y poner arena limpia. Si has utilizado mucho floculante o la arena está apelmazada, será mejor sustituirla, para evitar que el circuito trabaje forzado.
Limpia las hojas y todos los filtros: cestillos de la bomba y de los skimmers. Asegúrate de que no estén rotos, pues podrían dejar pasar materiales sólidos que golpearían y dañarían la turbina de la bomba.
Comprueba la célula cloradora, si tienes un sistema de cloración salina. Si está cubierta de cal, límpiala siguiendo las instrucciones del fabricante (si no lo tienes, descarga esto). Observa si las placas están corroídas, sobre todo en los bordes. Algunas células no permiten ver las placas.
Comprueba el estado de la sonda medidora del PH. Si tienes cloración salina, deberías tener un regulador automático de PH, con una sonda que mide el agua. Esta maniobra es delicada, porque las sondas son muy frágiles. Si no estás segur@, mejor delega en un especialista. La sonda tiene una pequeña esfera transparente en su extremo. Si está turbia o velada, puedes limpiarla sumergiéndola durante unos segundos en ácido (el líquido reductor de PH te sirve). No olvides enjuagarla después, y toma las precauciones adecuadas, pues el ácido es muy corrosivo. Comprueba también que hay ácido suficiente en la garrafa, y que no hay fugas ni daños en los tubos.
Asegúrate de que no hay fugas en el circuito de agua. Busca el punto más alto que te permita observar el agua. Si tienes cloración salina, puede ser la célula cloradora. También te puede servir la tapa transparente del filtro de la bomba. Comprueba que todo está totalmente lleno de agua, y no hay cámaras de aire. Una burbuja puede ser normal, ya que se crea a partir de los gases del clorador o de pequeñas burbujas que circulan por el circuito. Si la sonda medidora del PH (en sistemas salinos) ha quedado seca durante mucho tiempo, es casi seguro que se habrá deteriorado. Será necesario que la revise un especialista. Si el circuito se vacía cada vez que paras la bomba, tienes un problema que debes resolver. La bomba tiene una junta rotativa, llamado cierre mecánico, o sello mecánico, que debe funcionar siempre con agua. Si trabaja en seco, se avería en pocos minutos. No debe entrar aire por ningún sitio.
Comprueba que las válvulas estén en la posición correcta. Pon en marcha el circuito y comprueba que todo funcione. Si has tenido el sistema parado durante unos meses, debes prestar atención a los ruidos extraños. Los equipos electrónicos deben hacer un autodiagnóstico y después quedar funcionando sin mostrar alarmas.
Asegúrate de que el clorador esté produciendo cloro (si tienes cloración salina). La forma más sencilla es medir el agua que entra a la piscina tomando una muestra directamente del chorro. El valor del cloro debe ser superior a otra muestra tomada al otro extremo de la piscina.
Calibra la sonda del PH. La mayoría de los dosificadores te indican el estado de “salud” de la sonda, en porcentaje. Si es menor al 70%, hazte a la idea de que pronto deberás sustituirla, y deberás medir el agua periódicamente, para evitar que el equipo falle sin que te des cuenta. Es muy peligroso que el equipo vacíe la garrafa de ácido de golpe, porque el PH bajará mucho, y puede provocar quemaduras o irritaciones a los bañistas. También puede dañar las juntas de cemento. Si todo está bien, debes al menos comprobar visualmente que el nivel de la garrafa de ácido no disminuye notablemente.
Comprueba que el regulador de PH bombea correctamente. Cuando el PH es superior al valor programado (normalmente 7,2), el dosificador bombea ácido. Debes asegurarte de que el bombeo es correcto, y que el ácido es aspirado de la garrafa. Si no estás seguro de cómo hacerlo, simplemente comprueba que el PH se mantiene estable durante varios días.
Haz un lavado de arena. La mejor forma de hacerlo es la siguiente:
Desconecta la depuradora.
Sitúa la válvula selectora en la posición LAVADO.
Conecta la depuradora. El visor transparente del tubo de desagüe te permite ver si el agua está turbia. Debes esperar a que el agua se vea limpia, entre dos y cinco minutos para una piscina doméstica. Si esperas más tiempo estarás desperdiciando demasiada agua.
Desconecta la depuradora.
Sitúa la válvula en la posición ENJUAGUE.
Conecta la depuradora durante cinco segundos y vuelve a desconectarla. El enjuague sirve para que la suciedad que ha quedado flotando durante el lavado se vaya por el desagüe, evitando que vuelva al vaso.
Sitúa la válvula en la posición FILTRACIÓN.
Si el agua está sucia por la acumulación de polvo, tierra o polen que ha ido cayendo, usa el limpiafondos todo el tiempo que sea necesario. Dependiendo de la suciedad acumulada, deberás hacer varios lavados de arena, para evitar que el filtro se sature y no deje circular el agua. El manómetro que indica la presión te dirá cuándo es necesario.
Purga el aire del filtro de arena. Con la depuradora funcionando, abre el purgador del filtro de arena y deja salir el aire. Si sale más agua que aire, ya puedes cerrarlo.
Estos son los pasos básicos que debes seguir, adaptándolos según tu instalación particular y sentido común.

Y DISFRUTA DE TU PISCINA.


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